Los mexicanos somos apapachadores y una forma en la que sabemos consentir es mediante la comida, la cual lleva como parte de «sus ingredientes» una pizca de recuerdos de nuestra niñez, dos tazas de orgullo por nuestra historia y tradiciones, sin faltar el toque de sazón personal que muchas veces heredamos de mamá o la abuela.

Los sabores de los platillos típicos mexicanos son intensos y provienen de la gran variedad de ingredientes, técnicas culinarias ancestrales de distintas regiones del país, además de la influencia de la cocina española introducida en la época colonial; posteriormente se incorporaron ingredientes europeos, mediterráneos, asiáticos y africanos, todos ellos aportaron color, aroma, texturas y por supuesto su sello distintivo para enriquecer el sabor.

Mole de rosas y piñón, entre otras sorpresas

El mes de septiembre para Alacarta es el pretexto perfecto para recordar esos platillos que disfrutamos en casa, pero ahora con el plus que le da el Chef Ejecutivo, David Negrete y su equipo de cocina, quienes siempre añaden un toque de distinción para impresionar.

Por ejemplo, han modificando el tradicional mole, elaborándolo ahora con rosas y piñón, platillo que resulta contrastante para el comensal, quien de entrada observa una presentación suave e incluso romática en la decoración, pero en boca salta el picor distintivo de la salsa a base de chiles, chocolate y especias del mole mexicano, que enmarca una gran pieza de pollo, y verduras como guarnición.

El aroma de las quesadillas recién salidas del comal es impresionante e invita a darle ese primer mordizco a alguna de las tres tortillas, hechas a mano, ya sea a la rellena de flor de calabaza, hongo o huitlacoche, pero no sin antes haberlas bañado en salsa roja martajada.

En la cocina prehispánica mexicana los insectos aportan sabor y nutrientes, y en la cocina de Alacarta también están presentes, como los chapulines que coronan la exquisita torre de queso de cabra, en donde además de aportar un sabor cítrico se convierten en una importante fuente de proteinas; vitamina B y B12, magnesio y zinc.

Los chilaquiles verdes con jocoque siempre han sido el platillo más pedido y elogiado en los desayunos, pues el sabor de su salsa es de otro nivel, en palabras de los comensales.

Postres con frutas típicas

El final de todo banquete suele ser coronado con un toque dulce, y en Alacarta además será nutritivo, delicioso y sorprendente. Como el dulce de Pitahaya, un fruto proveniente de cierta especie de cacto que ofrece un sabor peculiar entre fresa y pera.

El mousse de mamey, canela y chocolate a simple vista parece sólo un trozo de esta fruta exótica, servida en una hermosa presentación; sin embargo, su textura es mucho más suave y la sopresa del postre radica en el aparente hueso de la fruta, que en realidad es un gran trozo de chocolate marmoleado, que estalla al toque del cubierto y que potencializa cada bocado, para transformarlo en un postre supremo.

De esta manera, Alacarta honra lo maravilloso de este país, su legado, historia, patrimonio y sabores !Viva México!